sábado, 29 de septiembre de 2012

Salí del cajero ubicado en la esquina de Juárez y Balderas, justo frente a la Alameda, a las 11 de la noche y muy seguro de que nadie intentaría bajarme la lana que acababa de retirar, confiado en que mi silueta nocturna de güey greñudo súper mamado de dos metros de altura ahuyentaría a cualquier rata almizcleraculera de los alrededores.

Ya cuando me enfilaba hacia el Metro, seguro de alcanzar uno de los últimos trenes de la jornada, una voz tras de mí pronunció la frase que nadie quiere escuchar mientras deambula por el Centro casi a medianoche justo el viernes de quincena, que casualmente cae el día 28, cuando los ñeros y chakas salen de sus hoyos a demostrar su devoción por San Judas Tadeo: ya valistes verga morro.

¡Chin! ¡Ya-valió-madres!, me dije a mímismo, mientras dudaba en voltear, sintiendo el filero clavándose justo en donde la espalda comienza a perder su nombre, que por más que yo sea un güey súper mamado de dos metros que se parece al León-O el de los Thundercats (porque soy un gatote), sí me andaba sacando las tripas... y un pedo, por lo pronto.

Afloja cinco varos, me dijo, y en ese momento me regresó el alma al cuerpo, pues de un atraco eso se convirtió en un simple taloneo. Gustoso, saqué la moneda para cumplir la atenta petición y al ver su rostro prieto, de gafas oscuras, pelo decolorado y rapado, con piercings en cada orificio facial, reconocí al Jeringas Barrio Lokote, famoso chaka de Facebook.

Así hasta gusto da ser taloneado.

¡Uts!

viernes, 28 de septiembre de 2012

El Roco y la Simona

La pizza es el único alimento en el mundo que hasta la más mala, está chida. Es decir, uno no le pide demasiado a una rebanada de maza con tomate, queso y algo de carne encima, pues es la combinación perfecta... no por nada hay tanto obeso en el mundo. Pero yo, en mi calidad de catador kamikaze de cuanta porquería me pongan enfrente, incluyendo mujeres, descubrí una por la que sí agarraría a patadas al chef, sin importar que se tratara de un italiano súper mamado de tres metros y medio de estatura o una dulce jovencita de tiernos dedos para moldear la pasta.

Se trata del Rocco & Simona Pizza, un restaurancito ubicado en la calle de Virgilio, en el mero centro de lo más mamón de Polanco, en donde por 300 varos te puedes refinar una de tamaño pequeño que bien te podrías echar en un carrito de esos que se ponen en los paraderos de camiones por 30 lanas y con chesco incluído.

Tiene la pinta del gourmet que acostumbran los lugares caros, pero no la sazón, pues no se nota el sabor del queso ricota o feta, el prosciutto (jamón, pero italiano), la albahaca o el pecorino, que sabe como a salchicha fud con queso oaxaca en una tortilla de harina, pero servido en un plato mamila con florecitas al lado, que ni le puedes echar capsu y valentina, porque ni te dan.

Lo más importante es que reprobó la prueba del día siguiente, ya que al recalentar las sobras la pasta queda dura y se desmorona, y los ingredientes pierden todo el poco sabor que originalmente tuvieron.

¡Provecho!

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fotografiando a papi

En una galería de arte de esas mamonsonas que hay en Polanco se acaba de inaugurar una exposición fotográfica sobre Fidel Castro. ¡Ay güey! ¿Y yo para qué quiero verle la jeta a ese pinche barbón-dictador-ojete-cerdo-comunista-hijodelachingada?, me pregunté cuando estaba ahí afuerita, en la calle de Seneca, casi esquina con Ejército Nacional, justo frente al centro comercial Antara.

Va a estar su hijo, me dijeron, lo cual me tenía inquieto, por descubrir si se trataba de un clon de esos que los padres cagan, o si era exactamente lo opuesto. Y ahí estaba yo, con mi cara de mírenme-acabé-la-primiaria-y-sé-apreciar-el-arte, viendo los retratos del Comandante en su vida cotidiana, sin el uniforme de militar, con diferentes expresiones faciales, como si fuera remotamente interesante.

El autor era el propio Alejandro Castro Soto del Valle, uno de los hijos más jóvenes de aquel que instalara campos de concentración para homosexuales en la isla durante los setenta, quien debo decir es un extraordinario fotógrafo, porque en las imágenes de La Habana que también se exhiben en la 10/10 hasta parece que está bonita la ciudad, y no la cosa esa en ruinas a la que fui a pescar clamidia hace unos meses.

Ahí viene Alex, oí decir a lo lejos y con decepción vi que se trataba de un gordo grandote y pelón, que en nada se parece al güey cuyo rostro abarrota los muros de la galería, aunque sí traía un traje muy bonito, que ha de costar la vida como de 50 disidentes, ¡fácil!

¡Chá!

martes, 25 de septiembre de 2012

Viva La Merced

El barrio de La Merced amaneció con la noticia de un güey apuñalado en el cruce de Circunvalación y Adolfo Gurrión, durante una fiesta celebrada la madrugada de ayer con motivo de un aniversario más de uno de los lugares más emblemáticos de este pañuelo de gripiento en el que vivimos. Nada más representativo que un güey gateando en un charco de sangre con un fierro clavado en la panza.

Música de huaracha con techno, mariachi al fondo, olor a carnitas de marrano recién matado con todo el sadismo del universo, mezclado con el de la mona que un morrito inhala junto al baño público, que a su vez emana otros tantos aromas de inmundicia cotidiana. Papelitos cuelgan sobre las calles, toneladas de pirotecnia ilegal se alista a explotar y otras más de frituras a mezclarse con galones de salsa picosota. Todo es alegría, por lo menos mientras dure la luz del sol, porque ya de noche nadie responde hachazo con sangre, sea chico o sea grande, tururú.

Ahora hay más motivos para empinarse la botella de thinner completa, pues tras siete años de ausencia y luego de haber sido destrozada en un intento de robo a la iglesia, la imagen de Nuestra Señora de La Merced regresó al retablo de la Rectoría de La Merced, donde miles acudieron a pedirle milagros, ya sea salud, dinero, amor, que no los apañe la tira o que algún familiar salga de la cárcel.

Hasta las pirujotas, el principal activo económico de la zona, estuvieron de oferta: dos por uno en chikitetes y mamelucos.

¡Uts!

lunes, 24 de septiembre de 2012

Wasamamaya Burger

Todo hombre que se respete desea tres simples cosas para ser feliz: 1) Una telesota para ver el futbol, sin importar que sea la final de un mundial o un partido entre el Necaxa y el Toros Neza. 2) Unas cheves bien frías. 3) Comida buena, sabrosa y en cantidades que lo obliguen a desabrocharse el cinturón para dejar salir toda la hombría contenida.

Hay muchos lugares en la ciudad que ofrecen esas cosas, pero sólo uno es líder en esos tres ámbitos y con precios tan asequibles que uno podría ir a comer y cenar todos los días durante los próximos dos meses, que es el tiempo en el que el cuerpo humano reventaría de tanta cerveza, futbol y comida.

Wasamamaya burger sports, ubicado sobre la avenida Cafetales, casi al cruce con la Calzada del Hueso, en Villa Coapa, es un oasis de masculinidad futbolera, al que incluso puede entrar toda la familia sin arruinar el ambiente.

Con las playeras autografiadas por los jugadores de los cuatro principales equipos de futbol en México, además de la Selección Nacional, es el sitio ideal para disfrutar de una noche pambolera entre cuates.

¡Uta! Tiene unas hamburguesas con ingredientes fantásticos que de lo grandes y sabrosas hacen honor a su nombre, pues se llaman como los principales estadios del mundo, desde el Azteca hasta el Santiago Bernabeu. Los tarros de cerveza son una belleza helada y la puerta del baño tiene un autógrafo de Javier Batiz, el que le enseñó a tocar la guitarra a Carlos Santana, ¡ahí nomás!

¡Provecho!

sábado, 15 de septiembre de 2012

Mirrrey en la ALDF

Cada pelo de su canoso bigote estaba milimétricamente cortado y bien peinado, los anteojos resplandecían bajo las luces del recinto y ante los flashazos de los fotógrafos que le disparaban como si fuera alguna clase de Luis Miguel gordito e indigenón, el cabello impecable resplandecía como la plata y ese traje negro con finas líneas grises ya lo quisiera Carlos Slim para ir a tirar rostro un domingo, sin mencionar la corbata dorada que sobresalía de entre el resto de sus compañeros, que optaron por un pálido amarillo, convirtiéndose en una escenografía mediocre de su gloria.

Desde la curul que le tocó, ubicada justo en medio de su bancada, a la izquierda del pleno de sesiones de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Rubén Escamilla Salinas, nuevo diputado local perredista, rindió protesta pese a las indirectas de las diputadas de los otros partidos, quienes lo malmiraban como si trajera una playera de los Pumas en medio de la Barra Monumental en el Estadio Azteca, por la desfachatez de jurar la Constitución después de haber bajado por los chivos a una subalterna a cambio de una plaza de trabajo cuando era jefe delegacional en Tláhuac.

Pero a él le valía madres que lo consideraran una versión mejorada de Charlie Sheen, pues era su momento de gloria, tanto que hasta se dio el lujo de tomar el cargo de asambleísta con el puño izquierdo extendido en lo alto, haciendo ver que cualquier protocolo era poca cosa en comparación con sus poderes sexuales.

¡Uts!

viernes, 14 de septiembre de 2012

En el Hipódromo

¡Agüebo!, me dije a mí mismo, al ver que uno de los caballos se llamaba Punta norte, igual que el centro comercial en el que compré los pantalones que estaba usando. ¡Son señales!, pensé mientras le daba un trago a mi tequila, derecho como los hombres, antes de correr a la taquilla a meterle 20 varotes al cuaco para que llegara en primer lugar, haciéndome ganar un chingo de lana, porque al parecer sólo yo le tenía fe.

Y arrancaron los animales, dejando tras de sí una nube de polvo que me impedía ver el número del que iba a la cabeza, confiando en que éste correspondiera al que traía impreso en mi boletito. Ahí iban, nariz con nariz, debatiéndose la punta en una carrera de cuarto de milla más impresionante que las que se arman sobre Tlalpan los lunes en la madrugada. Yo, gritando como si le hubiera puesto toda mi quincena (casi), descubrí con tristeza que mi pinchi equino culero había metido reversa en la línea de salida, y que trotaba alegremente por la pista en sentido contrario. ¡Yo y mi ropa de outlet!

Chillando como nena, me disponía a marcharme a seguir jugando con el azar en el futbol llanero y el box ranchero, donde sí hay lana, pero en mi camino me topé de frente con Rebecca Jones. Ese rostro de ensueño y esa figura a la que le dediqué tantos homenajes en mi adolescencia mientras veía El alma herida, me hizo recuperar la esperanza con una sonrisa lejana. Lo malo es que esos eran mis últimos 20 varos, que usaría para mi pasaje de regreso.

¡Chá!

jueves, 13 de septiembre de 2012

¡Qué buena pedota!

Cuando tomé conciencia de mí mismo, me encontraba chupando en el Hipódromo con Rafael Acosta Ángeles Juanito, Francisco Solís Peón Pancho Cachondo, Dolores Salomón la Bodoquito, Wanda Seux y un güey que parecía un extraño erizo de mar, gordo y canoso. Lo más bizarro de la situación fue que era yo al que más fotografías le pedían los fans (¿y el mamón no vino?).

Junto a nosotros había una nalga enfundada en un vestido rosa y pintada como puerta de pulquería, a la cual no le hice demasiadas reverencias para no ser el típico baboso que le perrea a una morra que no nomás no va a aflojar, pese a los sugerentes que lucían ese par de glúteos que con un meneo podrían desatar un pleito de cantina en una sala de ópera, pero cuando me enteré que se trataba de América Ramírez, ex novia de Cuauhtémoc Blanco, supe que tendría que ser mía.

Que agarro y que le digo “soy un autor publicado, bésame”, en referencia al cuento descontinuado del Fondo de Cultura Económica que tengo pudriéndose en una bodega, mismo que podría ser el único atractivo para que yo pudiera crear un vínculo con mi ídolo máximo de la vida, a quien denominaría como mi hermanito de leche.

Pero no contaba con que el ex delegado de Iztapalapa era más metiche que el pito y afuerzas quería salir en todas las fotos y clavarse en todas las conversaciones, lo mismo que un bato vestido como grupero homosexual, que yo creo que también se la quería comer, a pesar de su cara de “métanmela, estoy en oferta”.

¡Chá!