viernes, 28 de octubre de 2011

El Obelisco



En la penumbra, los cuerpos aguardan ansiosos por el sonido de la música para desencadenar toda su sensualidad con movimientos eróticos al frotarse unos contra otros. De pronto, un tornado de neón se enciende en el techo con el primer beat de las tornamesas y se abre una nueva sucursal del manicomio en esa pista iluminada con el ritmo… ¡Ay güey!

Se llama el Obelisco, en referencia al monolito fálico que se encuentra a unos pasos, en el cruce de Reforma y Campos Elíseos, justo al lado del Hard Rock Café, y no cualquier pinchi pelagatos entra ahí. Yo pasé al güey de la entrada porque iba junto al Potrillo Alejandro Fernández, a quien me encontré en el Oxxo comprando una bolsa de dos kilos de jabón en polvo Foca y le pedí que me invitara de su caguama.

Ya adentro, los dos litros de Bacardí continuos que me bebí de un florero hicieron que a Amy Winehouse y Charlie Sheen les faltaran manos para pellizcármela en materia de chupe. Al final, ya cuando tocaban La chica de humo de Emmanuel para correr a la banda, sólo José José y yo seguíamos de pie en la barra hablando con nuestros respectivos tragos.

Es una lástima que quizás hoy no abra porque a un menso en un Lamborghini naranja se le ocurrió balear la fachada ayer, pero qué culpa tengo yo de haberle bajado a su vieja la otra noche.

¡Salud!


miércoles, 26 de octubre de 2011

Desecho paranormal

Se oye un ruido en la sala. Ella se levanta de su silla en el comedor y camina hacia la puerta a ver qué es lo que pasa. Al no encontrar nada, regresa con el fin de retomar su lectura en la mesa junto a su café, pero al llegar no encuentra ni muebles, ni trastes, ni nada, pues todo se está pegado al techo, desde donde cae estrepitosamente por la acción de un demonio maldito que habita en la casa.

Esa escena en la película Actividad Paranormal 3 valió el que una sala de cine entera gritara y el que yo maldijera haber tomado un yogurt de ciruela antes de entrar. Al final, una vez que todo el mundo ya se murió (¡ay, como si no se la supieran ya lo que va a pasar en esa madre!), tuve que levantarme de la butaca y caminar con precisión quirúrgica para no evidenciar que el miedo se materializó en mis pantalones, con tan buena suerte de que al momento de la tragedia, el alarido de la multitud camuflajeó el sonido como de tela rasgándose que surgió de mi entrepierna.

La fortuna de los cines de hoy, es que invariablemente forman parte de un complejo comercial en el que hay un siempre un supermercado cerca, lo que me permitió renovar mi guardarropa con cierta facilidad. Sin embargo, la parte difícil fue el cambio de calzoncillos y la posterior acción de deshacerse de los arruinados que, dicho sea de paso, tenían un aroma bastante escandaloso.

¡No los puedes dejar ahí!, son como basura médica, requieren un grado de precaución, son casi tóxicos, primero por la vergüenza que implica y luego por mera ecología; ¡contamina esa madre! Lo bueno es que todos los días recogen la basura afuera de la plaza Antara.

¡Chá!

martes, 25 de octubre de 2011

Gadafi no Muamó

Un balazo en la cabeza y las heridas que le causó un bombardeo aéreo de la OTAN, terminaron con la vida de Muamar Gadafi, el coronel libio que gobernó su país con mano dura desde 1969… o eso nos quiere hacer creer la maldita televisión para vender más chocotorros y toallas sanitarias con alitas.

Mu‘Ammar Al-Qaddafi, como se escribe su nombre en árabe, o Muamar el Khadafi, como lo dicen los mamones del periódico La Razón, logró escapar al ataque de los rebeldes y se vino a esconder en México, donde nadie imaginaría buscarlo, ni juzgarlo por los crímenes que cometió durante estos casi 50 años en contra del pueblo libio.

Sin las tradicionales túnicas o su característico traje militar, el dictador oculta su identidad debajo de una playera conmemorativa del Festival Acapulco 2002, unos jeans piratas importados desde Tepito y una gorra de Cómex, de la que aún sobresalen sus chinitos por detrás de sus orejas, además de esa barba y bigotes de los que difícilmente se puede desprender.

Actualmente trabaja en una refaccionaria de autopartes robadas en Chilpan, ubicada sobre la avenida José López Portillo, en el municipio de Tultitlán, Estado de México, cerca del centro comercial Perinorte, donde lo he visto en repetidas ocasiones padroteando con sus lentes oscuros sin ser molestado por nadie.

¡Uts!




Por cierto, este video evidecia que al dictador lo violaron al agarrarlo, pero como sí logró escapar, deducimos que al que le metieron un palo por la cola fue a un doble puesto estratégicamente ahí para despistar a la banda.

lunes, 24 de octubre de 2011

Llamada de emergencia

Los primeros acordes de Sister Twisted de Kinky (la rola del comercial de “haz sándwich”) y el sonido de cientos de golpecitos sobre la superficie de madera de mi buró me hacen despertar un domingo a las tres de la mañana. Todavía me estaba saboreando los besos que me estaba dando la diputada Gabriela Cuevas, en uno de mis sueños más puercos, cuando la voz nerviosa en la llamada que entró a mi teléfono celular me hacía suponer una emergencia.

“¡Ayúdame!”, pedía con gritos que se me colaban entre las lagañas del cerebro. “¿Qué pasó? ¿Dónde estás?”, preguntaba yo nervioso al no encontrar explicación para tanto pánico. “No sé, venía yo por Insurgentes y al salir de la glorieta me metí en una calle que no era y ahora estoy rodeado de güeyes que están fajando en las banquetas y dentro de los demás coches. Es asqueroso, unos ya se están dando con todo y otros me están viendo y el tráfico está parado y otros vienen hacia mí, ahhhhhhhhh”, ahogó un grito en el tono de la línea al colgar abruptamente, dejándome en el vacío de la oscuridad con el pendiente colgado de los pelos de la nuca.

El mensaje del número Telcel no disponible desencadenó un escalofrío que recorrió mi espalda, desde la primera vértebra hasta el triángulo blanco en mi piel que se forma por la marca que deja la tanga cuando me asoleo. El pánico se incrementó cuando no encontré respuesta del 066, supuesto número de emergencia de la policía, cuya intervención era la única oportunidad de buscar a mi amigo Francisco Fernández Nolasco, de quien no volví a saber después de esa trágica noche.

¡Chá!

jueves, 13 de octubre de 2011

San Puto

Como no me enteré que el pasado 11 de octubre fue Día Internacional para Salir del Closet, determinado así por los huevos de la fundación Human Rights Campaign, pues tendré que dejar pasar la oportunidad para gritarle al mundo que en realidad me gusta el caldo de oso y la coca-cola hervida. Lo vi hasta ayer en los periódicos, cuando ya había ocurrido, y deberé guardarme otro ratito, por lo menos 12 meses más.

En realidad no, no le hago a esas cosas del demonio (Levítico 18:22), pero sí deberían hacerle más promoción a la fecha, tal y como se promueven otras tantas como el día del abuelo o el de la mujer, que no son más que campañas publicitarias diseñadas para apaciguar inconformidades de ciertos sectores de la población, tal como lo hacen ahora con los homosexuales reprimidos.

Si el Gobierno del DF le mete lana, se podría celebrar la Marcha del Orgullo Gay ese día; se promovería la salud reproductiva y muchas personas aprovecharían para aceptar sus verdaderas intenciones sexuales, incluidos políticos, deportistas y presentadores de noticias con bigotito. Lo mejor de todo es que cae un día antes del 12 de octubre, que es cuando el Club América festeja su nacimiento, lo cual hasta concuerda con la temática porque, como dice el dicho popular mexicano: “eres puto y le vas al América”.

¡Auch!


miércoles, 12 de octubre de 2011

En chinga y Ardido

De la nada, un camión de volteo cargado con tres toneladas de mierda y lodo embistió el costado izquierdo de mi cochecito, haciendo que éste se deslizara a lo ancho gracias a que el güey ni siquiera se percató que me traía de corbata. Afortunadamente, venía circulando quedito en una intersección; de haber venido rápido ¡me saca los pedos!

Tal como lo dicta la tradición mexicana, me bajé en medio del tráfico a hacérsela de emoción al chofer, pero éste ni se dignó a mirarme o a detener el motor, por más que le decía “bájate cabrón”. Contrario a eso, siguió rodando con el pretexto de quererse orillar, para en realidad darse a la fuga. 10 segundos después, inició una persecución a alta velocidad sobre la Avenida Central, por los rumbos de Ecatepec, Estado de México, en la que para evadirme, el pesado vehículo tuvo que meterse al carril confinado del Mexibús, con el riesgo de que éste viniera enfrente y se hicieran ambos pomada.

Para su mala fortuna, he visto todas las de Rápido y Furioso y eso me permitió darle alcance, sorteando además a un tráiler amigo suyo que trató de obstruirme el paso a base de cerrones de microbusero en drogas.

A lo lejos lo vi hablar por el radio y momentos después un ñero reggaetonero de ceja depilada con la secundaria inconclusa se me dejó venir con todo y su Kenworth blanco de seis ejes, a lo que sólo pude reaccionar con una enfrenón que hizo sacar humo de mis llantas… bueno, las del carro, que gruñó como marrana pariendo cuando le pisé a fondo para aplicar “la resortera” (ver La Balada de Ricky Bobby para entender el movimiento de NASCAR). Sólo así logré dejar atrás al compinche, para enfilarme nuevamente hacia mi agresor, que me sacaba medio kilómetro de distancia entre las combis.

Sólo exprimiendo ese motor de 1.6 litros pude rebasarlo para volvérmele a poner enfrente e impedir el paso, con la posibilidad implícita de que le valiera madres darme un llegue directo. Al final, la intervención de una patrulla de la Agencia de Seguridad Estatal que andaba tragando camote por ahí me permitió bajarle una lana a la empresa responsable de los camiones para reemplazar mi calavera rota.

¡Uts!

lunes, 10 de octubre de 2011

La fuerza de la costumbre

Noche lluviosa, frío en el ambiente; ni siquiera los viene-viene están trabajando en las oscuras calles del Centro Histórico. En lo alto del edificio de la esquina de 5 de Mayo y Plaza de la Constitución, voy a darle una mordida a mi taco dorado de pollo con harta crema, cuando una bulla a lo lejos se escucha entre el caer de las gotas.

“¡Ah chingá!”, digo intrigado al ver la hora. Las 23:42 del sábado y lo que parece ser una típica manifestación citadina se acaba de apoderar del Zócalo. Al asomarme al balcón, descubro un contingente de al menos 500 sombras montando tiendas de campaña sobre la mojada plancha y lanzando consignas que a la distancia suenan ininteligibles.

Mi primer teoría es que Martín Esparza y sus corrientes aprovecharon la soledad que brinda la tormenta para regresar a lo que durante varios meses fue su casa y sustento, montando de nuevo un campamento que buscará exprimirle dinero al gobierno con una metodología más próxima a la del secuestro que a la del movimiento social.

Mi instinto periodístico y mi sentido arácnido me obligan a terminarme mi cuba y bajar a ver, para toparme con cientos de scouts en chorcitos preparando lo que sería la Flor de Lis más grande del mundo hecha con latas de aluminio… hubiera preferido a los electricistas.

¡Me cagan los scouts!

jueves, 6 de octubre de 2011

1955-2011

domingo, 2 de octubre de 2011

Filias aéreas

El otro día en una peda… en realidad era una junta editorial de este rotativo, pero el nivel de discusión es el mismo. En fin, al mencionar el nombre de la mujer que engalanaría nuestra portada, alguno de los connotados doctores en lingüística presentes en aquella reunión pronunció la frase: “¡futa! Esa vieja es un avión”.

“¿Un avión?”, pensé yo con cara de quien nunca ha visto a nadie, por muy puerco que sea, tirarse a un avión, ni siquiera uno de juguete. Es más, se sabe de personas que se excitan sexualmente al ver un automóvil de gran diseño y potencia, pero eso dista mucho de la acción de erotizarse ante la presencia de una aeronave. Por lo menos un coche tiene un mofle que podría, ya en caso de la marranaería absoluta, fungir como receptáculo del órgano sexual masculino, lo cual no se podría hacer con una turbina porque ésta emascularía al sujeto en cuestión.

El coito a bordo de un avión es una fantasía tan común que entra en la categoría de cliché, pero darse a uno entero es un acto sólo aquellos verdaderamente dañados de la cabeza pueden llevar a cabo en la realidad. Aún así, la analogía entre una bella mujer y el enorme artefacto con alas que vuela es inentendible, aún para una mente chaqueta como la mía que se autodenomina el Hugh Hefner de la pornografía indígena.

¡Uts!